Cinco minutos más
Me despierto al sentir la marea de la cama,
Originada en el barlovento de tu respirar.
No era un maremoto;
Un sismo
O los jinetes del apocalipsis,
Eras tú.
Abriendo los ojos para buscar mi mejilla
Y curar todas mis heridas con un pequeño beso.
Cubro por vergüenza, el naufragio de mi cuerpo,
Y admiro el magistral arte
De tu espalda desnuda.
Obra tímida y sublime, que luego de la guerra,
Se refugia tras una camiseta impostora.
Tú cadera, símbolo de lo erótico,
Se envuelve en un vórtice de vaqueros azul marino;
Y así, en precipicio de mi cama,
Admiras el arte de la infinidad de tus ideas.
Suspiro sabiendo que esta por suceder
Y te ofrendo en la desesperación,
Una caricia.
Para que me mires; Para que me mimes;
Para que te quedes.
Y seamos eternos como Filemón y Baucis.
Pero me regalas una sonrisa, una triste mirada;
Y cual inspiración anhelada, te vas.
Sé que más tarde volverás;
Todos los criminales vuelven a donde amaron.
Aunque esos brazos sean los destructores
De los pilares del alma.
Sé que cinco minutos no bastan.
Porque quiero tenerte hasta que la palabra eternidad
Deje de ser eterna.
Sé que debes volver
Y que ahora o más tarde,
Tu partida dolerá igual.
Pero hoy.
Hoy si te necesito.
Dame cinco minutos más cielo;
Sólo cinco minutos más a tu lado.