La paradoja de Quevedo.
« Retirado en la paz de estos desiertos,
Con pocos, pero doctos libros juntos.
Vivo en conversación con los difuntos
Y escucho con los ojos a los muertos. »
Desde la torre – Quevedo.
A veces la soledad es la paz;
O la hoz; o el haz de luz.
Leo en versos con polvo en su faz:
Qué el desamparo es cara o cruz.
Hay poemas que exceden lo inerte
Y poetas incoscientes de su ofrecer.
El arte trasciende a la muerte.
La lectura trasciende al ser.
Maestro que lee a maestros que partieron;
Más por respeto no me nombro discípulo.
Pero, entre tus líneas encuentro el vinculo:
Qué todos a la musa del final se sometieron.
Conversando con difuntos…
Escuchando a los muertos…
Es aquí donde tu ingenio se despoja,
Rasgando los muros del conocimiento.
Oculta entre la brisa gris del tiempo
Brota de tus versos la increíble paradoja.
Muerto que habla con los muertos buscando compañía.
Poesía del más allá declamada para sordos.
Ahora estoy en la torre y tu melancolía
Y en la lejanía, veo que el muerto sos vos.
Retirado en mi soledad y arrepentimiento.
Con un docto verso de polvo, me asusto
Al saber que diálogo con el difunto
Y escucho con mis ojos a Quevedo…